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3 de junio de 2013

{Semana 22/52}

Marta - Ellos


La vida de mi hermana y la mía son distintas en muchas cosas si se miran desde fuera. Nos dedicamos a ocupaciones diferentes, en sitios tan distintos entre sí, nuestro horario y nuestras dedicaciones no son los mismos, nuestros gustos en ropa se van acercando con los años, pero siempre nos ha dado risa ir de compras juntas y ver lo tan opuestas que somos.
Pero en lo esencial, nos parecemos: nos gusta reír, somos de lealtades inquebrantables y prescindimos sin aspavientos de la gente que no nos hace sentir bien. Disfrutamos de una cerveza, nos gusta parar el tiempo –en eso tan distintas a mi madre- y disfrutar de no hacer nada. Y tenemos el “pronto de los Baz”, esos arranques de carácter que nos hacen potentes pero que, a veces, dificultan convivir con nosotras. Nos ofuscamos y nos brotamos en segundos, para en segundos también volver a la presión normal, si nos dejan ese espacio para hacerlo.
Y las dos hemos tenido la suerte de encontrar unos compañeros de vida que están a la altura de lo que hubiéramos podido pedir en una pareja si los hubiéramos encargado en un “configúrelo Vd. mismo”.
Tengo la certeza -en mi caso- y el convencimiento -en el caso de mi hermana- de que ambas somos mejores personas desde que estamos con ellos. Caminar a su lado nos ha quitado una capa de niñería y caprichosismo que también eran características nuestras compartidas. Mi marido y mi cuñado son personas generosas, grandes por dentro, con corazones inmensos donde tiene cabida el perdón y el amor más auténtico, el que se sobrepone a las inclemencias del tiempo (de su paso, con lo que conlleva), para saber esperar a que las aguas vuelvan a su cauce. Son divertidos y son jóvenes de los de verdad, de los que se miden no por los años, sino por las veces que sonríen, por la capacidad de sorprenderse; pero tienen el bagaje que dan los años tan vividos: el poder hacer un quiebro a la vida cuando viene torcida, el saber que hay cosas que no importan aunque lo parezca. En su corazón tan grande cabe nuestra familia y la han convertido en suya. Quiero a mi cuñado; lo veo cuando voy a donde viven –estuvimos allí este fin de semana-, y lo que siento no se diferencia de lo que siento cuando me reencuentro con mi hermana; y cuando en algún momento pareció que podía dejar de estar oficialmente en mi familia, he llorado con la pena de perder de vista un hermano.
Por eso hoy quería hablar de ellos, porque los veo juntos y me maravilla la suerte compartida de haber podido encontrar y conservar a nuestro lado dos hombres de verdad. Porque vamos de su mano y sentimos que podemos con todo, y las dos sabemos que con ellos tenemos mucho camino por delante para recorrerlo juntos. Da tanto placer mirar a tu compañero y sentir “no querría estar con nadie más, en ningún otro sitio”. Así son ellos, nuestros hombres.


Silvia - Hace un año 


Parece que fue ayer y ya ha pasado un año. Rellenar formularios, contar puntos, visitar coles y mas coles, siempre con la duda, pensando que quizás no aciertes, hablar con otros padres, contrastando tantos puntos de vista...Y ya ha pasado un año. Y estos zapatos, viejos ahora, empezaron un camino, que acabará dentro de algunos años en los que espero que nuestras esperanzas y expectativas se hayan cumplido. Nos han acompañado todas las mañanas, mañanas de lluvia, frío, prisas, carreras pero sin llantos porque vamos felices al cole, siempre de la mano de mamá. Para mi es uno de los momentos mas importantes del día, quizá porque mi madre nunca me llevó al cole y, de alguna manera, cuando llevo a mi hija me llevo también a mi, a la niña que fuí, a la que nunca pudo disfrutar de ese momento de complicidad con su madre. Y hablamos, siempre vamos hablando, a veces jugando "Mamá jugamos a que tu eres la hija y yo la madre, vale?" riendo, oliendo la primavera, intentando coger la nieve...pero siempre intentando atrapar ese momento que se que tan solo durará unos pocos años. 



Ene - Yo te ayudo!!


Garazi ya se mueve por todas las esquinas y está empezando a demostrar el carácter que tiene, que por cierto... madre míaaaaa!!! Va persiguiendo a su hermana mayor por todas las esquinas, no le deja en paz... cosa que Izaro tiene en la mano cosa que Garazi pide a gritos (literalmente...). Cuando Izaro está pintando, Garazi se sienta al lado y no para de darle pinturas... jajaja!!!! y si su hermana mayor no se la coge, grita hasta que lo hace.... me encanta verles juntas pero a veces pienso.... la que nos viene encima!!!! jajaja


Charo - En el Parque


El parque, ese gran desconocido, hasta que  te llega el “momento” parque de tus hijos. Bueno si eres un tío, primo o abuelo de los enrollados, quizás también lo habrás visitado (que no frecuentado) en alguna ocasión. Confieso que odiaba el momento parque, si, si, habéis leído bien: odiaba en pasado. No entendía como los padres se podían pasar ahí horas y horas, tarde tras tarde. Con lo bien que se está en casa viendo la tele, perdiendo el tiempo en la web, poniendo una lavadora o incluso hasta leyendo un libro. No lo entendía. Pero cuando llega el “momento” parque de tus hijos, descubres que te pasas las mañanas entrando a la web del tiempo para ver las previsiones de la tarde, y si dan lluvia arrugas el morro, si es algo frío, pues un buen abrigo, y si va a ser soleado, ¡puff! Si va a ser soleado…¡das saltos de alegría!

Y es que he descubierto que es imposible hacer nada en casa por las tardes con dos peques alrededor, que terminan subiéndose por las paredes, y tú, pues hasta el infinito y más allá.  Pero las tardes de parque tienen el poder de amansar a las fierecillas y de agotarles físicamente, repletas de sus momentos para aprender a jugar, subirse solos al tobogán, hacer carreras de motos, chutar la pelota, descubrir la arena, comerse la arena, descubrir las flores, comerse las flores... y otros mil juegos inventados cada día.
Mañana también será una tarde soleada..

 
Cachi - Nanbudo


Hace poco no sabía ni que era el Nanbudo. Llegó al pueblo de repente, en forma de clases para todo el mundo y empezamos a apuntar a los críos en masa, no sea que te quedases fuera de loquequieraqueseaeso. Y mira por donde, 7 meses después empezamos a ir de competiciones, a divertirse, eso sí, porque a ganar como que no. 
Que mundillo interesante es esto del Nanbudo. Hay kimono exclusivo, rituales y movimientos únicos y lo más curioso, su creador aún está vivo y a veces aparece en Huesca ( un señor japones muy mayor que se mueve ágil como un gato y al que veneran como si fuera el propio Buda). 

Los críos iban a ganar claro, pero hubo que explicarles que lo importante es participar y divertirse, como decía Torrebruno. Que si no te diviertes con lo que haces, no merece la pena. Y parece que la frasecita hizo efecto porque cuando se repartieron las medallas y no hubo para todos, se lo tomaron bien y aplaudieron.¿¿¿ O fue porque les dieron una bolsa de chuches a todos??? Da igual. Ellos parece que entendieron que las medallas son el premio al que mejor lo ha hecho y que la próxima vez tendrán que entrenar más para hacerlo aún mejor. 

Que sepáis que la que escribe también lo ha probado (por curiosidad y hacer algo con la mayor) y que ha acabado con lesión en una muñeca, en una rodilla y en un tobillo. Pero oye....hago Nanbudo....¡a ver cuánta gente puede presumir de lo mismo!.

Por cierto...es un Arte Marcial.

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