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24 de junio de 2013

{Semana 25/52}

Marta - Maestros

Se termina el curso. Además, mi hija y sus compañeros terminan el primer ciclo de Primaria. Han pasado los días, los meses y, con ellos, dos años que han marcado la diferencia entre ser pequeños y hacerse mayores.
Hace dos años dejaba a mi hija en la puerta del colegio y no había manera de que entrase, acostumbrada como estaba a que la llevara hasta la puerta de clase, ahora que era mayor y tenía que recorrer por primera vez un patio que se hacía enorme ante su tamaño tan pequeño. Empezaba a leer, sabía poner su nombre y aquello nos parecía un logro enorme, pintaba sin salirse –eso siempre se le dio bien- pero al preparar la mochila con aquellos libros (Lengua, Conocimiento del Medio… ¡¡Matemáticas!!) parecían saberes demasiado densos para esa cabeza que aún estaba en la fase “asocio y diferencio”.
Estrenaba el uniforme de primaria, que le quedaba tan grande, porque siempre ha sido tan menuda, cambiaba de profesora y de compañeros… el mundo se volvía demasiado grande.
Hoy, como digo, termina esa etapa. Ahora lee de corrido, soluciona problemas de matemáticas, suma, resta, multiplica (ay las tablas…) y empieza a dividir, me habla de campos semánticos y de compañeros que aún no conozco y para ella son su día a día; y la falda del uniforme le queda más corta pero le sigue bailando en la cintura porque se estira pero no engorda.
En estos dos años la ha llevado de la mano Pilar, su profesora. Pilar ha sido una mamá-bis, le ha dado –a ella y a sus compañeros- el calor que hacía falta para que abrieran su cascarón, ha sido exigente en la medida justa para que crecieran en todos los sentidos, ha compartido con ellos días más alegres y días que lo han sido menos. Nos acompañó cuando murió mi padre y Eva llevaba en la mochila, además de los libros, una tristeza inmensa que tardó tanto en aliviarse un poco que me tenía preocupada. Pilar me contaba que en mitad de la clase Eva se levantaba e iba a su mesa a por un cariñito que siempre recibía.
Me he relacionado siempre con los profesores de mis hijos con un enorme respeto mutuo, consciente de que dejaba en sus manos cada mañana lo más valioso que tengo. En todos estos años, de cada uno tengo un recuerdo amable, y a algunos los quiero ya a un nivel personal (Vicky…). Hoy dejamos atrás a Pilar y salimos al encuentro de otro profesor, pero estoy segura de que mi hija nunca olvidará a Pilar con su sonrisa, su “mis niños”, sus historias del fin de semana, sus abrazos, su pelo “tan rubio, tan largo” (eso fue lo primero que enamoró a mi hija)…
Yo tengo en mi memoria también a antiguos profesores míos: Sor Begoña, que nos ponía a dormir la siesta en clase; Sor Carmen, con aquella mala leche tan tierna, que nos enseñó las tablas de multiplicar; Virginia,  que en mitad de un examen de física se sentó a mi lado y me preguntó qué música me gustaba; Antonio, que para que recordáramos el nombre del Pasillo de Danzig nos dijo “Es como dancing, lo que os gusta a vosotros”…
Profesores que fueron maestros, una palabra que se ha perdido y que reivindico. Maestros a los que hoy digo como la canción: “los muchachos de la escuela… ellos pasan, tú te quedas, algo de ti llevarán”. Gracias…


Silvia - Verano, verano, verano


Os sabéis esa canción que dice "Verano, verano, verano, ya llega la playa y el sol, ya llegan las vacaciones porque el cole ya terminó". Esta semana mi hija no para de cantarla. Dentro de poquito este cubo volverá a estar en la playa haciendo castillos de arena, estaremos nosotros, tiempo de familia, chapuzones y relax. Este verano también habrá campamentos y abuelos, piscina y parque. Porque parece que por fin, el tiempo se ha reconciliado con la fecha del calendario y ya podemos ponernos las sandalias y comer helados, conectar en casa el aire acondicionado y estar hasta tarde con los amigos en el parque. Por fin podemos cantar "Verano, verano, verano..." 


Ene - Laister arte!!! hasta pronto!!!


Esta semana me ha pasado igual que a Marta la semana pasada, tenía un montón de fotografías en la cabeza para que resumiese mi semana pero.... no podía ser otra..... Ella es María Susana, una prima que llegó hace un mes desde muyyyyyy lejos.... llegó para cumplir uno de sus sueños, conocer a su familia de Euskadi y por fin lo ha cumplido. Nos ha conocido y nosotros a ella.... y ha sido un placer!!!! Agur Maria Susana!!! Laister arte!!! Hasta pronto!!!


Charo - Tiempo de Piscina


- "Mira que chanclas más bonitas", le dijo Ramón a su amigo Mario.

Y yo partiéndome de la risa, porque son las del año pasado, que milagrosamente aún le valen, y están que se  caen a pedazos. Pero creo que le parecen "tan bonitas" por lo que significan para él.

Y es que ya hemos dado el pistoletazo de salida para los ratitos en la piscina, para las tiritoras por no querer salir del agua, los labios morados del frío y los manguitos que perdemos un día si y otro también. Bueno, realmente el único que ha dado el pistoletazo ha sido Ramón, ya que en Palencia todavía no hace el  calorcito necesario para disfrutar de los chapoteos, pero como su amiga Irene nos invitó el sábado a su piscina, no hubo forma de impedir que se mojaran un poquito.

Cachi - Primer viaje de estudios.



Sólo tiene 8 años, pero ya ha viajado sin mamá. Este año tiene una profesora que opina que aprenderán más viajando y viendo cosas que encerrados en el cole. Así no hay quien se niegue a organizar una salida a Barcelona y dormir fuera de casa. Para mi, un nudo en la tripa, viendo como mi niña crece a gran velocidad y ya empieza a querer volar sin miedo. Para ella, un momento alucinante.

Ver como preparaba su mochila y la maleta encantada con su vida, emocionada, hablando por los codos como siempre que está nerviosa, y sin dormir apenas de puro éxtasis. Es que ni una lágrima, ni un "mami, que te voy a echar de menos"....¡¡no sé si tomarlo bien o mal!!

Su primera experiencia de "chica mayor"....Me huelo un cambio de etapa. Pero al menos veo que ella es feliz y camina con paso decidido. A lo mejor no lo estoy haciendo tan mal, aunque me temo que el mérito es más suyo que mío.

17 de junio de 2013

{Semana 24/52}

Marta - Mojarse

Esta semana ha sido difícil elegir de qué hablar, de qué escribir, en qué pensar para dejar registro de la semana en este cuaderno de bitácora. Una foto ha ido sobreponiéndose a otra en mi cámara y, con ello, una historia desplazando a otra en mi cabeza. Hoy sábado, a punto de cerrar la semana 24 del año, fuimos Eva y yo a la celebración de fin de curso del colegio, y nos sorprendió una tremenda fiesta de espuma con la que no contábamos (lo confieso, leo las circulares del colegio en diagonal, registro día y hora del evento –y no siempre- y no leo más). Eva no iba preparada, vio a alguna amiga en bañador y cundió el pánico, ella que se ve sobrepasada por todo aquello que no ha colocado primero en su cabeza y se ve capaz de controlar. Se aferró a mi brazo –se aferró de verdad, con la presión de un hierro- y se quedó casi paralizada. Con Eva –y con todos, al final, creo- es cuestión de tiempo, así que salimos del cole, volvimos a entrar y al final se animó a meterse en la espuma sin importarle que iba vestida.
Sé cuánto le costó dar ese primer paso, sé cómo es la sensación de “no voy a poder” y el vértigo de cuando decides intentarlo y, sobre todo, conozco la felicidad que da haberlo intentado y ver, después, que mereció la pena. He sentido eso muchas veces (tener tantos años tiene eso de bueno, jóvenes no tengáis miedo J), la última cuando me enfrenté a unirme a la aventura de los 52 clicks sin saber si sería capaz de tener algo que contar y enseñar cada semana. Intento inculcarle a mis hijos que no tengan miedo, que conozcan sus limitaciones pero porque hayan puesto a prueba sus límites. Me enerva cuando intuyo que sienten que algo les supera y no lo quieren intentar, no quiero que sientan que no están a la altura de algo porque quiero que sean libres y la libertad es poder elegir; y, para elegir, hay que conocer aquello por lo que optas y lo que dejas atrás.
Hay cosas de mí que no han cambiado desde que era adolescente (otras sí, menos mal): una de ellas es que prefiero arrepentirme de cosas que he hecho que de haber dejado de hacer cosas, y otra es que si hay un tope no me vale que nadie me advierta, tengo que llegar a él para verlo y, si se da el caso, volver sobre mis pasos.
Y creo que al final la vida es eso: mojarse. Siempre saldrá un sol después al que poner nuestra ropa empapada a secar.


Charo - Nemo, Rita, Buzz y Dori


Esta semana ha aumentado nuestra peculiar familia de peluches y juguetes.

Nemo forma parte de nuestras vidas desde el mismo día que Gadea llegó a casa, y como necesitaba una amiga, (o eso, o las peleas entre Ramón y Gadea iban a ponerse "feas"), el viernes pasado tío Moncho nos trajo a Dori, para que sea la nueva acompañante de los sueños de Gadea.

Precisamente ese mismo día, cuando yo ya había perdido toda esperanza, Ramón volvió del cole con la tortuga Rita, la mascota de su clase. Esa mascota que cada fin de semana va a casa del niño que se haya portado bien esos días. Así que mi sorpresa fue mayúscula. Pensándolo más objetivamente....huummm... ya sólo queda otro fin de semana,  y quizás ya "era hora" de que viniera a casa, porque no creo que haya sido por portarse "bien" precisamente...

Y a última hora de la tarde del viernes, después de celebrar con los compis del colegio el futuro cumpleaños de Ramón (es lo que tiene nacer en pleno verano), sus amiguitos le regalaron a BuzzLightYear ¿será porque le apasiona el espacio-espacial?.

Y esta es la nueva cuchipanda de Nemo. Esperemos volver a Rita el próximo curso más a menudo...


Silvia - Imitando a mamá


Mi pequeña se está haciendo mayor y muy, muy coqueta. Así que ahora nos cuesta mucho mas vestirla, tiene que elegir su ropa, que casi siempre es el vestido rojo de la muñeca que, al ser de invierno y quedarnos algo pequeño, empezamos a entender que ya no nos lo podemos poner. Nos cuesta ponernos vaqueros porque son de chico. Nos gusta tanto la ropa de mamá que la pregunyamos si nos la va regalar cuando nos hagamos mayores. Lo brillante nos encanta asi que a imitación de mamá nos hemos comprado unas manoletinas brillantes, brillantes, pero no podemos llevarlas al parque y usamos las de mami aunque nos queden asi de grandes.  .


Ene - Girandoooo


Hoy necesitaba un día en familia, solos los cuatro... ha hecho buen tiempo y lo hemos aprovechado. Izaro se lo ha pasado en grande, hemos ido a los columpios, nos hemos montado con ella.... (por cierto que mareoooo). Y para acabar la tarde.... a la playa.!!!! han acabado rendidas y sus padres también, así que con esto y un bizcocho......



Cachi - Bichitos


Aún no me lo creo, pero hace calor....Y con el calor salen los diferentes bichitos que resucitan, nacen, descongelan, comen en primavera y verano. Reconozco que algunos me espantan, otros me dan asco directamente, me molestan, me pican.....Pero por otro lado, se abre la puerta a un mundo diferente al que no me acerqué hasta que comencé a fotografiarlos, y entonces vi que hasta las moscas pueden resultar fotogénicas. Aquí no hay moscas. Solo mi hija y "eso". Ni idea de lo que era. ¿Un bicho palo? ¿un bicho hoja? ¿un híbrido de E.T y una Mantis?...así estuvimos un rato mis niños y yo. Observando bichitos.



10 de junio de 2013

{Semana 23/52}

Marta - Cuando duermen



Cuando mis hijos duermen, la casa parece otra. El silencio la agranda, y tengo el sentimiento de “misión cumplida”. Hemos vivido juntos un día más. Me gusta mirarlos y pasar a darles un beso antes de acostarme, la sensación de estar los cuatro en casa, donde todo lo malo queda fuera de nuestra puerta.
Cuando son pequeños, sus miedos se deshacen en el sueño, un cuento basta para combatir los desaires del día, un abrazo para deshacer la peor pesadilla. Llaman mil veces porque quieren agua, decirte una cosa más, pedirte un último beso antes de cerrar los ojos (mi hija pequeña, ya de la generación tecnológica 100%, cuando nos sentamos en el sofá a ver un episodio de la serie que toque en ese momento, dice “chicos, haced un pause y venid a darme un beso). Me cansaba tanto ese ir y venir, hasta que pensé que llegará un momento en que ya no me llamen. Mi hijo mayor hasta hace un par de años nos llamaba y decía “Chicos, ¿me apagáis?”, ahora ya no lo hace y lo echamos de menos, cuando se ha cambiado ese momento por el “manu, apaga ya”.
Duermen y parecen a la vez tan frágiles y tan a salvo, tan abandonados a su sueño, como cuando eran bebés y dormían con los brazos estirados por encima de su cabeza. Duermen y yo me asombro cuando me parecen tan largos acostados, sus pies cada vez llegan más abajo y a veces se levantan y parece que esa noche mientras dormían se han dedicado a crecer un poco más. Duermen y, cuando me acerco y pego la nariz a su cuello, me gusta ese olor que las madres conocemos y no podríamos describir, un olor que cambia con los años pero que sigue teniendo algo de terciopelo; son como pan recién hecho, calientes y olorosos. Hay mañanas en que voy a despertarlos y, si el reloj nos da una tregua de dos minutos, me meto en su cama y me pego a ellos, y durante esos dos minutos el mundo se para.
Por la mañana salen al mundo, y no queda más que confiar en que ese día la vida los trate bien; mientras están fuera de casa y de mi vista son personas autónomas que deberán recurrir a sus propias herramientas para arreglar las averías de su día. Pero por la noche, mientras duermen, vuelven a ser mis niños, siempre pequeños, aunque cada vez más mayores, intocables para los sustos y los malos ratos, protegidos por el sueño y por el último beso nocturno de sus padres.


Silvia - Un viaje sin retorno.


Hace un mes nació mi sobrino Alex, tan lindo, tan pequeño... Cuando lo veo pienso que el tiempo pasa demasiado rápido, que apenas unos años atrás mi hija era asi, olía a bebé y también tenía esas manitas arrugadas. Ahora es una niña coqueta, divertida, con carácter, que me pide un beso cuando se despide de mi en el cole. Pero dentro de poco irá sola al cole y le dará vergüenza que mamá la besé delante de sus amigas.  Es la vida, si, pero quizá el tiempo debería pasar algo mas despacio, dejarnos saborear los momentos esenciales de la vida, esos momentos que te cambiarán para siempre porque la maternidad es un viaje sin retorno. Después de ver esas manitas arrugadas y oler el perfume de tu bebé nada vuelve a ser lo mismo ni quieres que lo sea.


Ene - Amigas y abrazos


Lur ya es asidua a este proyecto de 52 semanas, es una de las mejores amigas de Izaro... se protegen, se quieren, se abrazan, se pelean y lloran juntas.... me gustan estos momentos, me demuestra que mi hija tiene a alguien en quien apoyarse cuando nosotros no estamos... Me gusta saber que es amiga y tiene amigas...



Charo - Después de la Siesta


Después de la siesta, o ese ratito antes de merendar, suele ser el "más" tranquilo del día. Básicamente porque Gadea aún no ha despertado del todo, y sólo tiene media batería cargada.

Es el momento de desperezarse, de ver la tele, de no hacer nada, solo disfrutar de ese momento de relax.

También hay que seguir con el ritual las preguntas ¿qué hay de merienda mami?, ¿a qué jugamos?, ¿salimos al parque?... Hoy Gadea se presentó a nuestro momento de relax un cubo y una pala. Toda una declaración de intenciones. Parque pasado por agua.

 
Cachi - Tio Javi



Es mi hermano pequeño pero es como si fuésemos un tipo raro de gemelos, con una conexión especial. Lo gracioso es que parece que los niños han heredado esa conexión porque desde que se levantan preguntan por él, cuando hacen algo nuevo o encuentran un bichito piensan en enseñárselo al "tio Favi" o repiten que quieren ir a su casa casi como un mantra que ya me he acostumbrado a escuchar. Me gusta que le quieran tanto aunque vivamos a 400 kms de distancia. Porque él es parte de mi familia, pero de la de verdad, de la familia que quieres tener y eliges, no de la que te toca. Y es que le echamos mucho de menos. 

Estoy deseando que lleguen nuestras vacaciones juntos para disfrutar un poco más de su compañía.
¡¡¡ Te queremos!!!

3 de junio de 2013

{Semana 22/52}

Marta - Ellos


La vida de mi hermana y la mía son distintas en muchas cosas si se miran desde fuera. Nos dedicamos a ocupaciones diferentes, en sitios tan distintos entre sí, nuestro horario y nuestras dedicaciones no son los mismos, nuestros gustos en ropa se van acercando con los años, pero siempre nos ha dado risa ir de compras juntas y ver lo tan opuestas que somos.
Pero en lo esencial, nos parecemos: nos gusta reír, somos de lealtades inquebrantables y prescindimos sin aspavientos de la gente que no nos hace sentir bien. Disfrutamos de una cerveza, nos gusta parar el tiempo –en eso tan distintas a mi madre- y disfrutar de no hacer nada. Y tenemos el “pronto de los Baz”, esos arranques de carácter que nos hacen potentes pero que, a veces, dificultan convivir con nosotras. Nos ofuscamos y nos brotamos en segundos, para en segundos también volver a la presión normal, si nos dejan ese espacio para hacerlo.
Y las dos hemos tenido la suerte de encontrar unos compañeros de vida que están a la altura de lo que hubiéramos podido pedir en una pareja si los hubiéramos encargado en un “configúrelo Vd. mismo”.
Tengo la certeza -en mi caso- y el convencimiento -en el caso de mi hermana- de que ambas somos mejores personas desde que estamos con ellos. Caminar a su lado nos ha quitado una capa de niñería y caprichosismo que también eran características nuestras compartidas. Mi marido y mi cuñado son personas generosas, grandes por dentro, con corazones inmensos donde tiene cabida el perdón y el amor más auténtico, el que se sobrepone a las inclemencias del tiempo (de su paso, con lo que conlleva), para saber esperar a que las aguas vuelvan a su cauce. Son divertidos y son jóvenes de los de verdad, de los que se miden no por los años, sino por las veces que sonríen, por la capacidad de sorprenderse; pero tienen el bagaje que dan los años tan vividos: el poder hacer un quiebro a la vida cuando viene torcida, el saber que hay cosas que no importan aunque lo parezca. En su corazón tan grande cabe nuestra familia y la han convertido en suya. Quiero a mi cuñado; lo veo cuando voy a donde viven –estuvimos allí este fin de semana-, y lo que siento no se diferencia de lo que siento cuando me reencuentro con mi hermana; y cuando en algún momento pareció que podía dejar de estar oficialmente en mi familia, he llorado con la pena de perder de vista un hermano.
Por eso hoy quería hablar de ellos, porque los veo juntos y me maravilla la suerte compartida de haber podido encontrar y conservar a nuestro lado dos hombres de verdad. Porque vamos de su mano y sentimos que podemos con todo, y las dos sabemos que con ellos tenemos mucho camino por delante para recorrerlo juntos. Da tanto placer mirar a tu compañero y sentir “no querría estar con nadie más, en ningún otro sitio”. Así son ellos, nuestros hombres.


Silvia - Hace un año 


Parece que fue ayer y ya ha pasado un año. Rellenar formularios, contar puntos, visitar coles y mas coles, siempre con la duda, pensando que quizás no aciertes, hablar con otros padres, contrastando tantos puntos de vista...Y ya ha pasado un año. Y estos zapatos, viejos ahora, empezaron un camino, que acabará dentro de algunos años en los que espero que nuestras esperanzas y expectativas se hayan cumplido. Nos han acompañado todas las mañanas, mañanas de lluvia, frío, prisas, carreras pero sin llantos porque vamos felices al cole, siempre de la mano de mamá. Para mi es uno de los momentos mas importantes del día, quizá porque mi madre nunca me llevó al cole y, de alguna manera, cuando llevo a mi hija me llevo también a mi, a la niña que fuí, a la que nunca pudo disfrutar de ese momento de complicidad con su madre. Y hablamos, siempre vamos hablando, a veces jugando "Mamá jugamos a que tu eres la hija y yo la madre, vale?" riendo, oliendo la primavera, intentando coger la nieve...pero siempre intentando atrapar ese momento que se que tan solo durará unos pocos años. 



Ene - Yo te ayudo!!


Garazi ya se mueve por todas las esquinas y está empezando a demostrar el carácter que tiene, que por cierto... madre míaaaaa!!! Va persiguiendo a su hermana mayor por todas las esquinas, no le deja en paz... cosa que Izaro tiene en la mano cosa que Garazi pide a gritos (literalmente...). Cuando Izaro está pintando, Garazi se sienta al lado y no para de darle pinturas... jajaja!!!! y si su hermana mayor no se la coge, grita hasta que lo hace.... me encanta verles juntas pero a veces pienso.... la que nos viene encima!!!! jajaja


Charo - En el Parque


El parque, ese gran desconocido, hasta que  te llega el “momento” parque de tus hijos. Bueno si eres un tío, primo o abuelo de los enrollados, quizás también lo habrás visitado (que no frecuentado) en alguna ocasión. Confieso que odiaba el momento parque, si, si, habéis leído bien: odiaba en pasado. No entendía como los padres se podían pasar ahí horas y horas, tarde tras tarde. Con lo bien que se está en casa viendo la tele, perdiendo el tiempo en la web, poniendo una lavadora o incluso hasta leyendo un libro. No lo entendía. Pero cuando llega el “momento” parque de tus hijos, descubres que te pasas las mañanas entrando a la web del tiempo para ver las previsiones de la tarde, y si dan lluvia arrugas el morro, si es algo frío, pues un buen abrigo, y si va a ser soleado, ¡puff! Si va a ser soleado…¡das saltos de alegría!

Y es que he descubierto que es imposible hacer nada en casa por las tardes con dos peques alrededor, que terminan subiéndose por las paredes, y tú, pues hasta el infinito y más allá.  Pero las tardes de parque tienen el poder de amansar a las fierecillas y de agotarles físicamente, repletas de sus momentos para aprender a jugar, subirse solos al tobogán, hacer carreras de motos, chutar la pelota, descubrir la arena, comerse la arena, descubrir las flores, comerse las flores... y otros mil juegos inventados cada día.
Mañana también será una tarde soleada..

 
Cachi - Nanbudo


Hace poco no sabía ni que era el Nanbudo. Llegó al pueblo de repente, en forma de clases para todo el mundo y empezamos a apuntar a los críos en masa, no sea que te quedases fuera de loquequieraqueseaeso. Y mira por donde, 7 meses después empezamos a ir de competiciones, a divertirse, eso sí, porque a ganar como que no. 
Que mundillo interesante es esto del Nanbudo. Hay kimono exclusivo, rituales y movimientos únicos y lo más curioso, su creador aún está vivo y a veces aparece en Huesca ( un señor japones muy mayor que se mueve ágil como un gato y al que veneran como si fuera el propio Buda). 

Los críos iban a ganar claro, pero hubo que explicarles que lo importante es participar y divertirse, como decía Torrebruno. Que si no te diviertes con lo que haces, no merece la pena. Y parece que la frasecita hizo efecto porque cuando se repartieron las medallas y no hubo para todos, se lo tomaron bien y aplaudieron.¿¿¿ O fue porque les dieron una bolsa de chuches a todos??? Da igual. Ellos parece que entendieron que las medallas son el premio al que mejor lo ha hecho y que la próxima vez tendrán que entrenar más para hacerlo aún mejor. 

Que sepáis que la que escribe también lo ha probado (por curiosidad y hacer algo con la mayor) y que ha acabado con lesión en una muñeca, en una rodilla y en un tobillo. Pero oye....hago Nanbudo....¡a ver cuánta gente puede presumir de lo mismo!.

Por cierto...es un Arte Marcial.